jueves, 26 de diciembre de 2019

BASTA DE GALLETITAS Y GASEOSAS

¡Basta de galletitas y gaseosas! La lucha de los padres por la alimentación en las aulas

Los Pérez viven en Banfield y privilegian una alimentación lejos de los alimentos procesados.
Los Pérez viven en Banfield y privilegian una alimentación lejos de los alimentos procesados. Crédito: Santiago Hafford
Aldana Rossi, madre de una niña de un año y nueve meses, se indignó cuando en el jardín de infantes al que asiste su hija le pidieron que llevara una gaseosa para el desayuno del día de la primavera. Contestó en el cuaderno de comunicaciones que Lucía solo toma agua. Unos pocos meses después tuvo que escribir una nota similar. El nuevo enemigo: jugo en polvo.
"Es hasta más fácil abrir la canilla y darle agua. Y si hay un nene al que no le gusta, es ahí mismo donde hay que inculcar el buen hábito", se queja. ¡Estamos hablando de un jardín maternal! ¿Por qué arruinarles el paladar con algo ultraprocesado, con toda la información que ya hay?".
La información es parte central del asunto. Muchos padres, hiperinformados, quieren que sus hijos coman lo más sano posible: con menos azúcar, grasas trans y harinas refinadas en general. En sus casas cocinan comida saludable y evitan comprar alimentos procesados en el supermercado. Pero para muchos colegios, es difícil articular este cambio de paradigma.
En otro jardín de Nuñez, Zapallo es el muñeco que le "entrega" las galletitas a los chicos de sala de dos. En una reunión de padres de hace unos meses una madre consultó por qué Zapallo no podía entregar frutas. La respuesta de la maestra fue que si los padres querían acercarlas cortadas todos los días, no habría problema. Siguen comiendo galletitas compradas como siempre.
El cronograma de meriendas de la sala de 5 en un jardín de Almagro
El cronograma de meriendas de la sala de 5 en un jardín de Almagro
Algunos otros lograron hacer cambios. Es el caso del jardín La Vaca de Humahuaca, de Almagro. "Uno de barrio, ni pretencioso, ni progre" -describe Natalia Kiako- en el que surgió la inquietud de una comunidad de padres que propuso cambios en la alimentación de sus hijos. Madre de una niña de cinco, Natalia es autora de dos libros de cocina saludable.
En ese jardín, a pedido de los padres, de poco fueron surgiendo pequeñas iniciativas. Primero se dejó de consumir jugo en polvo. Luego se realizó un taller para que los niños entiendan de dónde vienen los alimentos que les gusta comer. Por ejemplo, cómo se hace el helado y de dónde viene la leche. Al poco tiempo y en una sala de dos, los padres llevaron comida casera para compartir, y al final del curso armaron un recetario compartido. El último paso fue replantear por completo los desayunos y meriendas.
De un cuarto de galletitas compradas por semana se pasó a un esquema en el que un tercio de la sala debe llevar frutas, otro tercio algún alimento natural listo para ser consumido, como tomates cherries, aceitunas o frutos secos, y el último tercio algún tipo de panificado, idealmente casero. "Puede ser fainá, chipá, budines o galletitas. La idea detrás es que cualquier alimento preparado en casa es bienvenido, no importa cuál sea", explica Natalia, para quien sería virtualmente imposible reproducir en un hogar las cantidades de grasas y azúcares que traen consigo los alimentos procesados.
Crédito: Patricio Pidal
Desde su experiencia, cuando los chicos ayudan a preparar un alimento hay altísimas probabilidades de que después lo quieran probar. Su segundo libro, llamado A cuatro manos, apunta a ello. "Hay una frase que me pone los pelos de punta y es eso de que con la comida no se juega. Si la comida es un momento donde se suspende el juego pasa a ser una obligación. Solo se puede volver interesante si les dejamos que sea lúdica y eso se logra cocinando con ellos, todos juntos en la mesa". Nada de esconder el brócoli debajo de salsa blanca.

Deconstrucción alimentaria

Junto a Sabrina Critzmann (pediatra) y Soledad Barruti (periodista y autora de los libros Malcomidos MalaLeche), Natalia da un taller llamado de "Deconstrucción Alimentaria". Ahí se acercan cada mes padres, profesionales de la salud y curiosos para conversar sobre el sistema alimentario actual y lo que se ofrece en las góndolas.
"Mi mamá nunca cocinó ni un huevo frito. Crecí en los ochentas alimentándome a base de cualquier producto nuevo que salía empaquetado en esa época: patitas de pollo, hamburguesas, salchichas rellenas de queso y lo que se te ocurra. Creo que salí bastante bien", cuenta Laura Rojas, madre de dos chicos. Para ella, la alimentación sana es una batalla perdida.
"A mis hijos les doy lo que puedo: muchas milanesas (esas las preparo yo), pero también nuggets y cosas procesadas. Las verduras son una extrañeza por más que insisto en que las prueben. ¿Qué hago? ¿Se las meto por la fuerza? Imposible. Frutas comen esporádicamente y solo manzana. Tengo la esperanza de que cuando sean grandes coman mejor", dice.
Crédito: Shutterstock
Para Claudio Pérez, un operador de radio de 44 años, la industria de la alimentación le quita espacio de calidez a la vida. "Tiene un poder de 'facilitar': apretás un botón y está la comida lista. Pero ese es un mensaje que a nosotros nos hace ruido", dice el padre de dos. Desde los 24 es vegetariano y en su hogar de Banfield la alimentación es natural: "privilegiamos lo que no es industrializado, no vamos al super y nos stockeamos de paquetes", explica.
En su caso, sus expectativas de alimentación y las de la escuela confluyen en paz. Tomás (10) y Manuel (6) asisten a un colegio de impulso Waldorf en zona sur. En la escuela no hay kiosko y en el jardín los niños comen un cereal distinto por día, que cocina la maestra. Según la pedagogía alemana, hay uno específico para cada día de la semana. Ahí se cocina, de lunes a viernes, guisos de arroz, cebada, mijo, centeno y avena. Los padres colaboran con verduras cortadas que acercan a la escuela y se agregan al guiso. En verano, la comida pasa a ser ensalada de frutas.
En primaria ya es cada familia la que manda la comida desde casa con un menú fijo, que puede ir desde arroz integral a pan casero con alguna pasta untable (hummus/palta pisada/ mermelada). El viernes es el día del permitido. Si bien está la premisa de privilegiar las galletitas caseras antes que las del supermercado, se aceptan cosas compradas en la panadería. "La idea es que no sea algo de monjas", dice Claudio.
Más allá de la importancia de una buena nutrición, para Claudio se trata de transmitirle a sus hijos el valor de que aprendan a resolver cosas con sus propias manos. "Agarrar los ingredientes y cocinar algo -que para ellos es natural- tiene mucha más fuerza que decir tengo plata, voy al super y
Más allá de la importancia de una buena nutrición, para Claudio se trata de transmitirle a sus hijos el valor de que aprendan a resolver cosas con sus propias manos. "Agarrar los ingredientes y cocinar algo -que para ellos es natural- tiene mucha más fuerza que decir tengo plata, voy al super y Crédito: Santiago Hafford
Para él, es importante que no se contradiga lo que los chicos viven en la escuela y la casa. Pero tampoco se aplica el fundamentalismo. "No queremos que vivan en una burbuja y no interactúen con el mundo real. En casa no hay gaseosa ni jugos, pero si van a un cumpleaños está todo bien. Lo más importante es que en el día a día lo industrializado no tenga una presencia preponderante", dice.
Más allá de la importancia de la buena nutrición, para Claudio se trata de transmitirle a sus hijos el valor de que aprendan a resolver cosas con sus propias manos. "Agarrar los ingredientes y cocinar algo -que para ellos es natural- tiene mucha más fuerza que decir: tengo plata, voy al supermercado y compro la comida. Es no depender de algo externo, que en este caso es el dinero. Que no tiene nada de malo, pero hay un poder más fuerte y es el que uno tiene en las manos".

miércoles, 25 de diciembre de 2019

Cómo la tecnología cambió al fútbol a lo largo de la década

Así como tuvo impacto en distintos ámbitos de la vida cotidiana, la tecnología también hizo del fútbol un deporte totalmente distinto al que era 10 años atrás. A continuación, 4 factores importantes en los cuales la tecnología dijo presente en éste último tiempo
Tecnologia en el futbol
Así como tuvo impacto en distintos ámbitos de la vida cotidiana, la tecnología también hizo del fútbol un deporte muy distinto al que era 10 años atrás. Quizás durante la última década  lo modificó más que en cualquier otro período de la historia, desde la forma en que se preparan los partidos y se entrena hasta el mismísimo arbitraje, quizás lo que más revolucionó en este lapso de tiempo.
Puede gustar o no, pero la tecnología llegó para mejorar las condiciones de juego, que los jugadores se sientan más cómodos en la cancha y reducir los fallos arbitrales en forma considerable.
Éstas son las principales tecnologías aplicadas al fútbol de los últimos tiempos.
Calzado evolucionado
El primer avance en pos de mejorar la experiencia del jugador en cancha ya se había dado en la década del 2000 con  el lanzamiento de los llamados “botines inteligentes” , algo que sin duda marcó una evolución notable en el calzado de los futbolistas.
El rediseño consistió en dejar atrás el cuero para dar paso a nuevas mezclas de telas más ligeras, haciendo de éstos más anatómicos y livianos para favorecer la velocidad del futbolista. Asimismo hay jugadores que incluso tienen chips en sus botines que luego les marca la medición de los datos de movimiento y la fuerza de las patadas que acaban en gol.
Monitoreo
Ya mas adentrados en esta década, la tecnología comenzó a aplicarse con más fuerza en los entrenamientos cuando se empezó a llevar a cabo la seguimiento de los jugadores en cada práctica a través de un software que los monitoriza mediante una pequeña celda de datos colocada en un bolsillo cosido en la camiseta cerca del omóplato del jugador, así como otros sensores y un chip GPS.
Videoanálisis
Otro de los avances de este último tiempo es la mayor recurrencia al video análisis. Cada vez son más las herramientas que disponen los cuerpos técnicos para hacer análisis del rival, detallado, pero también de su propio equipo. Programas como longomatch, KlipDrap o AzSportech ayudan a los entrenadores semana a semana para planificar el partido ideal según el rival de turno. Hoy en día la mayoría de los entrenadores cuentan con un videoanalista que con la ayuda de la tecnología le pasa la información necesaria
Videoarbitraje
Pero fue sin dudas la llevada del VAR en 2016 lo que provocó en el fútbol un giro de 360 grados. Los defensores de esta implementación, dicen que viene a traer justicia ya que “viene a eliminar el error arbitral”, mientras sus más acérrimos detractores aseguran que con esta herramienta el fútbol no es lo mismo, “que pierde eso de la picardía, de instantaneidad, le quita dinamismo”. En fin, para muchos esta controvertida implementación le quita la esencia al fútbol. Sin dudas una discusión un poco prematura teniendo en cuenta que el VAR lleva tan solo 3 años.

EMIRATES AIRLINE

Emirates jubila a su N°1

Emirates Airline anunció que su ejecutivo N°1 se alejará de la compañía en 2020, un cambio de liderazgo anticipado que se produce en medio de un replanteamiento estratégico y en un momento de vientos en contra en su mercado clave de Oriente Medio.

Por URGENTE24
Tim Clark deja Emirates.
Una portavoz de Emirates dijo que el presidente Tim Clark decidió retirarse a fines de junio 2020. Él ha dirigido la aerolínea con sede en Dubai, Emiratos Árabes Unidos, y la más grande del mundo en viajeros internacionales, desde 2003.
Emirates es una subsidiaria de The Emirates Group, opera unos 3.400 vuelos por semana desde su centro de operaciones en el Aeropuerto Internacional de Dubái, a más de 133 ciudades en 74 países en 4 continentes, y tiene una unidad de aerocarga llamada Emirates SkyCargo.
La aerolínea se encuentra entre las 10 principales compañías a nivel mundial en términos de pasajeros-kilómetro y se ha convertido en la aerolínea más grande en el Medio Oriente en términos de ingresos, el tamaño de la flota y pasajeros transportados.
Utilizando una fota mixta Airbus y Boeing, la compañía opera 4 de las rutas comerciales más largas del mundo sin escala: desde Dubái a Los Ángeles, San Francisco, Dallas / Fort Worth y Houston.
Emirates tiene pedidos por 140 aviones A380 de Airbus: es una empresa referente en la compras de aviones, después de haber comprado 200, solo en 2013.
En cuanto a Clark, se unió a la aerolínea en 1985 cuando era una pequeña aerolínea regional y ayudó a convertirla en una potencia mundial.
Emirates gastó mucho para construir su gran flota de aviones modernos pero tuvo éxito al iniciar una estrategia que hizo foco en las ofertas de cabinas espaciosas de 1ra. clase, duchas en el avión y camas reclinables para vuelos de larga distancia. También gastó mucho para reformar hasta su cabina de clase económica, para se sintiera lujosa en un momento en que muchas otras aerolíneas globales estaban recortando espacios.
Sus críticos dicen que pudo hacerlo porque obtuvo subsidios de sus propietarios gubernamentales ricos en petróleo, una acusación que siempre Emirates ha negado.
Clark obtuvo un éxito enorme al apostar por grandes aviones que transportarían a los pasajeros a través de una red de centros globales, tales como Dubai. Así, Emirates se convirtió en el mayor cliente del avión superjumbo Airbus A380.
En cambio otros transportistas se opusieron a ese avión apostando por aviones más pequeños y ágiles.
Inclusive Airbus decidió a principios de 2019 dejar de fabricar el A380, lo que obligó a Emirates a revisar la composición de su flota.
Mientras tanto, el mercado interno de Emirates en Medio Oriente fue impactado en forma negativa por los menores precios del petróleo y las tensiones regionales, mermando la cantidad de viajes. Si bien los precios más bajos del petróleo son generalmente buenos para las aerolíneas, incluido Emirates, también tienden a suprimir los viajes de la gente de negocios de alta gama en la región, que es el rubro que impulsó las ganancias de Emirates.
A principios de 2019, Emirates dijo que estaba reduciendo algunas rutas para centrarse en las más rentables. También ha comenzado a seguir a algunos de sus rivales, ofreciendo tarifas más baratas pero cobrando por opciones que alguna vez fueron estándar, como la selección de asientos.
El presidente y director ejecutivo de Emirates, el jeque Ahmed bin Saeed Al Maktoum, dijo en noviembre que la compañía está "adaptando nuestras estrategias para navegar por las difíciles condiciones comerciales y la incertidumbre político-social en muchos mercados de todo el mundo".
Una portavoz de Emirates confirmó una nota interna del jeque Ahmed anunciando el retiro del Sr. Clark. La aerolínea no ha nombrado aún un reemplazo y dijo que Clark, de 70 años, permanecería en el cargo hasta finales de junio, después de lo cual seguiría siendo asesor.

domingo, 22 de diciembre de 2019

ECONOMÍA DEL COMPORTAMIENTO - LA REGLA DEL 37%

La regla del 37%: cuándo dejar de buscar estacionamiento (y otras sugerencias algorítmicas)

Crédito: Shutterstock
Sebastián Campanario 
22 de diciembre de 2019  
El estudio, uno de los más famosos en el campo de la economía no tradicional, data de la era predifusión de Internet, a tal punto que sus dos autores, los economistas Marianne Bertrand y Sendhil Mullainathan, usaron el fax para mandar solicitudes de empleo (falsas) a distintas empresas para medir el grado de discriminación. La mitad de los Curriculum Vitae venían de aspirantes con nombres típicos de blancos (Emily o Greg), en tanto que la otra mitad incluía nombres comunes en la comunidad afroamericana, como Lakisha o Jamal. La diferencia de tratamiento fue abismal: tener un nombre "de blanco" incrementaba las chances de respuesta del empleador en un 50%.
Quince años más tarde, Mullainathan volvió a medir discriminación, pero esta vez sobre decisiones no humanas. Y encontró nuevamente racismo en las recomendaciones de un algoritmo sobre los cuidados médicos asignados a pacientes de acuerdo a determinados síntomas. La brecha descubierta fue inmensa: si se eliminaba el sesgo, el doble de pacientes afroamericanos hubieran recibido ayuda médica extra. ¿Dónde estaba el error? En que el programa calculaba riesgos (y, por ende, sugerencias de tratamientos) basándose en el historial de gastos médicos de cada paciente, que en los Estados Unidos es mucho más elevado entre los blancos con relación al resto de la población.
Mullainathan cree que corregir este sesgo en las máquinas es mucho más sencillo (de hecho, ya se resolvió en gran medida) que hacerlo con los humanos. La economía del comportamiento tiene miles de estudios experimentales que muestran como nuestros sesgos (hay más de 200 descubiertos hasta ahora) pueden tener efectos determinantes en la vida de las personas: los jueces israelíes -según un trabajo muy difundido- dan penas más severas antes del almuerzo que después, con la panza llena. Para corregirlos, la teoría de la decisión apela a distintas disciplinas, como la psicología, las neurociencias (¿cómo afectan factores biológicos, como el grado de cortisol, a las distintas decisiones?), al diseño, a la economía del comportamiento, a la teoría de los juegos, a la experiencia de usuario (UX) o a la filosofía, entre otras.
En la era de la inteligencia artificial, hay un campo teórico de interacción que suma protagonismo: el de la lógica algorítmica y su capacidad -subutilizada- para ayudarnos a tomar mejores decisiones. "Este nuevo cóctel de distintas disciplinas haciendo aportes genera tanto entusiasmo que el territorio ya tiene un nombre: Inteligencia de las decisiones", cuenta a LA NACION Ernesto Weissmann, experto en Teoría de la Decisión.
Hay infinidad de opciones que elegimos todos los días que pueden modelarse como algoritmos. Por ejemplo, dice Weissmann, ¿hasta cuándo conviene seguir buscando un lugar para estacionar, una vivienda o una pareja? "Este tipo de dilemas está bien estudiado en Ciencias de la Computación, se puede modelar y tiene una respuesta", explica. Hay dos errores que se pueden cometer: decidir demasiado rápido (y perderse todas las posibilidades que vendrían después) o tardar demasiado (y que las opciones que primero nos gustaron ya no estén disponibles).
Weissmann fue profesor de esta materia en Económicas de la Universidad de Buenos Aires (UBA) durante años y fundó la consultora Tandem, que asesora en decisiones complejas. Por estos días está planificando su mudanza familiar desde México DC a Madrid, para expandir sus operaciones. Al buscar departamento para alquilar usa la conclusión de pensamiento algorítmico que se conoce como "frenado óptimo" (" optimal stopping") y que postula la regla del 37%: en cualquier búsqueda hay que evaluar el 37% de las opciones que se podrían evaluar y a partir de ahí quedarse con la primera alternativa que supere a lo anterior. El resultado no será el ideal pero sí el mejor posible en una cuenta de tiempo y calidad de lo conseguido.
Por ejemplo, si se pensaba destinar un mes a ver full time departamentos, a partir del día 11 habría que decidirse por lo primero que supere a lo anterior. Si alguien considera que entre los 18 y los 40 años conviene conseguir una pareja estable, entonces a partir de los 26 años y algunos meses habría que ir definiendo en este terreno. De ahí un titular reciente sobre la "edad ideal" para conseguir pareja sobre la base de este resultado de modelaje algorítmico. El 37% es el resultado matemático de este tipo de problemas que pueden "escribirse" de manera algorítmica, y que ubica el punto medio entre ser demasiado impulsivo con la decisión o pensarla de más y no llegar a ningún lado.

Una historia milenaria

La lógica algorítmica hoy es ubicua gracias a las computadoras y a la inteligencia artificial, pero precede a estas tecnologías. La palabra algoritmo viene del matemático persa al-Khwarizmi, autor de un libro sobre técnicas de su disciplina en el siglo IX. Los primeros algoritmos son de antes que se inventara la palabra para nombrarlos: hay tablillas sumerias que se encontraron cerca de Bagdad y que describen como hacer una división. Su lógica inclusive va más allá de las matemáticas: cuando se sigue una receta de cocina se está acudiendo a un algoritmo, y en infinidad de situaciones en la vida cotidiana.
En su libro de divulgación "Algoritmos para la Vida Cotidiana: La Ciencia de la Informática Aplicada a las Decisiones Humanas", los autores Brian Christian y Tom Griffiths exploran cómo distintas teorías y campos de estudio de las ciencias de la computación pueden informar mejores decisiones todos los días.
Dilemas diarios como cuánto orden es suficiente en nuestro lugar de trabajo (y cuánto es excesivo), cuánto favorecer experiencias nuevas por sobre "lo bueno conocido" o cómo hacer las listas de pendientes de manera más eficiente tienen lógicas que se pueden escribir en algoritmos. "A veces no nos hace falta ir a terapia para lidiar con nuestras indefiniciones: nos basta con un algoritmo", dicen Chistian y Griffiths. Cuando un problema parece imposible de resolver, la técnica de "relajar algunos supuestos" (y ver "que pasaría si...") puede ayudar a llegar a un momento Eureka.
Meter en la coctelera ingredientes de todas las disciplinas, agrega Weissmann (y no sólo inteligencia artificial y big data) puede hacer una diferencia enorme en las decisiones complejas de negocios. La "inteligencia de las decisiones" está en pañales pero ya es un terreno explorado por algunas empresas como Google, que cuenta con una Chief Decision Officer, Cassie Korzyrkov, una pionera en esta materia.
La lógica algorítmica es sólo una parte (subestimada) de esta historia. Hay sesgos humanos, estrategias de teoría de los juegos y otras cuestiones que interfieren, por ejemplo, en el resultado del 37%. Para encontrar el mejor lugar para estacionar, el ex basquetbolista Juan Ignacio "Pepe" Sánchez, el base de la legendaria "generación Dorada" que ganó el oro en los Juegos Olímpicos en Atenas, tiene una fórmula propia que, asegura, suele darle buenos resultados: "Tenés que pensar a priori que vas a conseguir el mejor lugar, frente a la puerta de donde querés llegar. La mayoría suele suponer que va a ser imposible y estacionan a varias cuadras", revela. Mezcla de sesgo de autoconfianza y teoría de los juegos, pero el deportista asegura que esta receta, si bien no es perfecta, da mejores resultados que lo que uno podría suponer ex ante.

sábado, 21 de diciembre de 2019

CLAUDIO ZUCHOVICKI - Tener los incentivos correctos en la economía

Tener los incentivos correctos en la economía (y en la vida)

Claudio Zuchovicki
(31)
15 de diciembre de 2019  
Siempre resulta interesante preguntarse para qué uno hace lo que hace. Todos sabemos que invertimos el recurso más escaso del mundo, "el tiempo", y que no hay paga suficiente que logre volver el reloj atrás. En un fragmento de Forrest Gump, el personaje de Tom Hanks dice que la vida es como una caja de bombones. Generalmente, cuando uno empieza a comer de una caja de bombones, lo hace como un desaforado: quiere probar todos al mismo tiempo. Y cuando uno empieza a percibir que quedan pocos, los come muy lentamente, cierra los ojos y los disfruta como si fueran interminables. Además, por lo general uno no se guarda los más ricos, como nos pasa en la vida. La idea, dicho todo esto, es que es siempre imprescindible tener los incentivos correctos.
¡Espere! No deje de leer, no se vaya, no dé vuelta la página... Sé que mi responsabilidad en esta columna no es movilizar sus sentimientos, sino sus bolsillos. Pero quería empezar así, para poder reflejar que una economía necesita de los incentivos correctos para progresar.
Si los que se esfuerzan, estudian, trabajan, ayudan, ahorran e invierten, perciben que no tiene sentido hacer todo eso porque no reciben la recompensa que los reconforte, es probable que dejen de innovar, de producir, de esforzarse, en fin, de aportar. Un salario o un honorario solo paga con un monto de dinero, pero no necesariamente motiva a quienes hacen las tareas.
¿Acaso no es más reconfortante merecer lo que uno desea e intentar obtenerlo por mérito propio?
El incentivo de saber que lo que hacemos es importante
Quiero usar un ejemplo que ofrece el gran economista Dan Ariely: a unas personas les dan legos (piezas de encastre) y les piden ensamblar castillos; por cada pieza terminada les ofrecen un pago de 10 dólares. La gente acepta sin dudar y arma castillos hermosos; cuando los terminan, los organizadores los desarman delante de ellos y les vuelven a pedir, siempre por 10 dólares por cada pieza, armar algo nuevo. Al ver que nadie valora lo diseñado, las personas dejan de producir cosas interesantes, hasta llegar finalmente a entregar figuras sin sentido. Y la mayoría va desistiendo de la tarea. Tienen la paga, pero no la motivación para seguir.
Con otras personas se repite el proceso: les dan los legos y les pagan 7 dólares por cada castillo armado; a medida que los organizadores reciben las obras las colocan en vitrinas con el nombre de cada participante y los exponen para que se luzcan. Ante la oferta de seguir, incluso por un monto menor, la mayoría acepta con placer y se arman figuras cada vez más interesantes.
¿Saben algo? Estas personas están motivadas, aunque no bien pagos. Es muy importante saber si el fruto de nuestro esfuerzo le es útil o hace feliz a alguien. Esto nos hace sentir que "trascendemos". Distinto es saber que el esfuerzo no es valorado o que, simplemente, somos un eslabón en un proceso. En ese caso, aunque nos paguen un salario solamente percibimos que "perduramos". Que se valore el esfuerzo es lo que se llama tener los incentivos correctos.
El incentivo a invertir en el país que es de uno
Imagínense a un ahorrista que, como buen ciudadano, financió el déficit fiscal argentino comprando bonos. Y a otro que prefirió ahorrar en dólares, financiando el déficit norteamericano. ¿A quién le va mejor? Si al que ahorra en la Argentina se le aplicaron quitas de capital y se le cobraron impuestos por esos bonos, mientras que al FMI, al Club de París y a los fondos buitres les pagamos hasta con punitorios, hay más incentivo a ser buitre que ahorristas. Es más: casi ningún político argentino ahorra en bonos locales. Qué paradoja: es como si no confiaran en el poder de gestión de ellos mismos.
Si al inversor argentino, vía fondos comunes, vía bonos o vía depreciación del peso, le hacemos pagar siempre los platos rotos (rotos por los que debían cuidarlos), no entiendo por qué nos quejamos de no tener ahorro interno o un gran mercado de capitales. Aquí, el que confía pierde.
El resultado es obvio: la destrucción de valor a largo plazo, porque es más importante ser amigo del que fija y controla las reglas que del que ahorra o emprende y arriesga.
No pagar nunca fue buen negocio. El miedo a la incobrabilidad hace subir el costo del dinero y el acreedor se cobra el riesgo con intereses. Si pedimos prestado 10.000 dólares a 20 años al 4% anual de interés, en 20 años deberemos 21.000 dólares. Pero si por riesgosos nos cobran una tasa de interés de 8% anual, entonces en 20 años deberemos 73.000 dólares. A largo plazo es más importante el costo del interés (el medidor de confianza) que el capital inicial. Esto se llama tener incentivos incorrectos.
El incentivo de percibir el fruto de tu esfuerzo
Hay un principio económico que ningún gobierno pudo vencer, ni los dictadores ni los populistas, ni los de izquierda ni los de derecha. Este principio dice: "Un estado puede controlar el precio o la cantidad; nunca podrá controlar las dos cosas a la vez". Si un estado regula el precio, el mercado fija la cantidad.
Un gobierno puede obligar al pintor Pablo Picasso a vender todas sus obras, pero nunca podrá obligarlo a producir nuevas.
Cuando le pusimos un precio máximo a la carne, nos quedamos sin vacas. Cuando le pusimos un precio máximo a la energía, nos quedamos sin luz y sin gas. Cuando le pusimos un precio máximo al dólar, nos quedamos sin dólares o sin reservas. Cuando un país le pone precio a la libertad, sus habitantes se escapan como pueden. La libertad de decisión es el mayor incentivo para una sociedad que quiere progresar. Esto se llama tener los incentivos correctos.
Cuando la política confunde incentivo con manipulación
En su libro Por qué fracasan las naciones, Daron Acemoglu y James A. Robinson sostienen que "las sociedades con instituciones políticas que concentran el poder en manos de unos pocos rara vez sobresalen en innovación y crecimiento, debido a que los innovadores no tienen ninguna garantía de poder quedarse con el fruto de sus esfuerzos. Y, en la medida en que los excluidos no pueden generar riqueza, tienen pocos recursos para desafiar el poder de los grupos dominantes; en consecuencia, estos se perpetúan en la dominancia".
Pero también es malo cuando grupos empresariales poderosos (generalmente, amigos del poder) vetan iniciativas destinadas a mejorar o fortalecer la competencia. Se generan monopolios y consumidor queda obligado a pagar el precio que garantice la rentabilidad del empresario. Así es como surge un viejo axioma del país: empresarios ricos con empresas pobres. Esto ayuda a explicar por qué los gobiernos están en un constante déficit fiscal y, cuando no consiguen financiarlo, el ajuste es inevitable. Es más fácil adorar a alguien que gasta mucho, que adorar al que se esfuerza y ahorra. Es la mala política la que genera una mala economía.
También el exceso de protección provoca malos incentivos. Al final de cuentas, las empresas se desarrollan, tal como ocurre con nuestros hijos. Si somos muy sobreprotectores (con las empresas o con los hijos) cuando crezcan no sabrán desarrollarse por sí solas o por sí solos ante los cambios de contextos. Y demandarán más protección y eso será cada vez más perjudicial, sobre todo si en un momento ya no estamos como padres o si el Estado se queda sin fondos para subsidios. Esto se llama tener los incentivos incorrectos.
El incentivo que genera el sentimiento de pertenencia
En La lógica oculta de la vida, Tim Hardford busca diferenciar por qué en un barrio pobre las calles están sucias, se hace difícil caminar por las veredas, no hay señales para cruzar sus vías y, además, desde los medios públicos de transporte se maltrata a los habitantes. En cambio, en los barrios más pudientes está todo perfectamente señalizado y en funcionamiento, las veredas están muy limpias y lisas y en los transportes públicos te sonríen.
Una respuesta simple sería: es por la educación de su gente. Sin embargo, la mayoría de quienes trabajan y transitan los barrios comerciales lindos son personas que viven en los barrios más desordenados. Entre los que limpian, los empleados de seguridad y los que piden trabajo, la mayoría no ensucia nada y son muy prolijos y educados, incluyendo al chofer del transporte público. Pero no es así donde esas personas viven, donde parecería que no interesa el cuidado del barrio.
La segunda respuesta sería: es por los contactos políticos, ya que hacen que se cuide más un barrio de gente influyente que los otros. Pero, en realidad, ambos barrios tienen el mismo intendente y se destina mucho más dinero a los barrios humildes. Una tercera respuesta sería: tiene que ver con el sentido de pertenencia, unos viven y se sienten dueños de un lugar en el que planean vivir mucho tiempo y se identifican con "su" lugar. En cambio, los que habitan un barrio descuidado, planean salir de ahí; no se genera pertenencia ni identificación. El incentivo es trabajar y progresar para salir de ahí. Tener pertenencia con un lugar, un espacio, un tiempo, es tener el incentivo correcto.
El autor es licenciado en administración con un posgrado en finanzas. Especialista en futuros y opciones, director académico del Laboratorio de Finanzas de la UADE

INNOVACIÓN EMPRESARIAL

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